El principio



Hasta hace bien poco no tenía fe en el hecho de crear un blog. Me parecía un medio al que tendría que dedicar mucho tiempo al día y no veía del todo claras las posibilidades que ofrecía. Lo cierto, a pesar de mis dudas, es que sabía que si no empezaba algún día, tendría una espinita clavada como consecuencia. Así que pensé, ¡por qué no empezar!, ¡tengo todo lo necesario para hacer un blog!: Un ordenador portátil en edad de estar jubilado, una conexión a internet tan rápida como yo corriendo con mi bici en el circuito de Montmeló, un montón de dibujos que nunca publicaría en un blog, y lo que es más importante, muchas ganas de hacer algo nuevo.

Es un buen momento para comenzar desde el principio. Una excusa para recorrer un camino desconocido, paso a paso, sin prisa, a mi ritmo...